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Como cada lunes, el profesor llega un poco más temprano a campus para poder disfrutar de su café matutino sin distracciones y revisar los correos electrónicos acumulados del fin de semana. Le dio un vistazo más a su plan de clase, el tema del día era identificar el contraste del pretérito y el imperfecto en cuentos infantiles elegidos por los estudiantes, y se sentía satisfecho porque el contenido del semestre marchaba acorde al sílabo, sin ningún retraso.

Al acercarse la hora, se levanta, guarda el plan de clase entre sus notas, y se dirige al aula del laboratorio de idiomas extranjeros, en el segundo piso del campus central.

La clase estaba casi llena… Hace un repaso mental de quienes vinieron y faltaron hoy, pero esperará hasta el final de la hora para tomar asistencia. Los lunes casi siempre hay dos o tres alumnos que se atascan en el tráfico, generalmente los mismos, y llegan de cinco a diez minutos tarde.

- Buenos días, chicos. Hoy, van a tener la clase para trabajar en la fábula que escogió Sergio para su presentación. Recuerden que tienen que identificar los verbos en el pretérito y en el imperfecto y esto hará parte del examen parcial. A ver, mientras Sergio prepara su power point, ¿quién me puede decir que es una fábula? -dijo el profesor, alternando la mirada en cada uno de sus estudiantes, todos ellos de ascendencia hispana, algunos nacidos en este país, la mayoría soñadores que llegaron muy niños cuando emigraron sus padres…

- Una fábula es un cuento corto que termina con una moraleja que nos enseña algo -se animó a responder Elba.


- Correcto -aprueba el profesor. Sergio, ¿estás listo? ¿Cómo se llama la fábula?


- “El murciélago y la comadreja” … -dijo Sergio-. Y creo que es una fábula de Esopo.


- Muy bien. Adelante… la clase es tuya.

Sergio inicia la presentación en el tablero multimedia de la clase, y empieza a narrar el cuento:

-Este es un murciélago que se siente mareado cuando vuela y cae sin querer en la cueva de una comadreja que odia a los ratones.


- Ratón desgraciado, mira lo que estás haciendo, estás destrozando mi cueva, ¡me las vas a pagar!

- ¿Ratón? ¿Yo? Te confundes comadreja, soy un pájaro… ¿no ves mis alas?

La comadreja mira las alas desplegadas del murciélago, y frustrada, lo deja ir.

Tiempo después, el mismo murciélago aletargado se estrella contra un árbol y cae sobre el nido de otra comadreja, una que odia a las aves…

- Pajarraco estúpido, ¿qué te crees? Te voy a desplumar por descuidado…

- ¿Qué? ¿A desplumar? - responde el murciélago… - ¿No ves que no tengo plumas? ¡Soy un ratón!

La comadreja, confundida, lo deja ir también. El murciélago se salva dos veces.

Sergio finaliza su presentación y se voltea hacia la clase, y en particular hacia su maestro en busca de alguna señal de beneplácito.

- Gracias, Sergio, curiosa elección… ¿Por qué elegiste este cuento? Puedes decirnos cuál es la moraleja de esta historia?

- Fácil, profe -responde el estudiante. Tenemos que ser como los murciélagos y ser mas vivos que los demás…

La clase empieza a reír, al igual que el profesor, quien no puede evitar hacerlo ante la ocurrencia de su alumno, - mmh, sí, puede ser, la idea es esa… -responde. Para sobrevivir y salir de las situaciones difíciles, es mejor aprender a adaptarnos a las circunstancias que nos rodean -explica. Recuerden todos que no importa ser el más fuerte, sino el más inteligente.

Dicho lo anterior, pasa a un tono un poco más serio y se dirige nuevamente hacia su estudiante. -Sergio, pero aún te falta explicarnos algo. Si te fijas, en tu versión de la fábula no has utilizado ningún verbo en el pretérito ni en el imperfecto…

Sergio queda callado por unos instantes. Devuelve su mirada al tablero, revisa el texto de su última diapositiva, regresa a mirar al profesor y contesta:

- Profe, ¿es que esto no debería pasar en el presente?


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