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La ciudad de esta región no es la más turística, tampoco es la más grande, ni la más conocida, pero aun así no deja de deslumbrar por su constante desarrollo. Es una de esas urbes que mejor reflejan el auténtico modelo de transformación de este país en donde sin ningún rubor se mezclan lo ultramoderno y cosmopolita con lo más tradicional y rural.

Aun así, es una ciudad muy famosa por su historia. Fue en este territorio en donde se consolidó la revolución que terminó con el imperio y de su pasado aún conserva edificaciones que evocan una grandeza colonial, como la antigua mansión consular francesa, y el majestuoso palacio de la aduana, finalizado en 1924, el cual llama la atención por sus columnas griegas clásicas y su torre ubicada sobre la fachada principal blanca de corte renacentista europeo.

A la ciudad se la conoce hoy como la “Chicago del Este”, y es uno de los principales núcleos de logística y transporte de todo el país; hay mucha industria del acero, automotrices, y una pujanza económica proyectada en sus rascacielos que no dejan de multiplicarse ni de crecer.

Es al final del otoño cuando se puede disfrutar de su mejor clima. La temperatura oscila entre los 16 y 21 grados, época preferida por sus habitantes para caminar por sus renovados parques y alamedas ya que los niveles de esmog y contaminación automotriz se mantienen por lo general bajos y estables, a diferencia de los soporíferos meses del verano, tan húmedos y sofocantes que muchas veces dificultan respirar con facilidad.

Justamente era eso lo que la confundía.

A pesar del buen clima y de contar por lo general con buena salud, esa misma sensación de ahogamiento al respirar era la que experimentaba Lau, una estudiante de doctorado que hacía sus prácticas en el prestigioso Instituto de Virología.

Los últimos días la había pasado con fiebre, algo de escalofríos, y una tos seca. Una gripe, pensó en su momento sin prestarle mayor importancia.

Pero fue el día de su viaje, ya dentro del taxi que la transportaba rumbo al aeropuerto que se puso peor, y al abrir la ventana para tomar un poco de aire, el aliento mucho más irregular y débil la asustaron tanto que pidió al taxista detener el carro y llevarla con urgencia a la clínica universitaria, a sabiendas que perdería su vuelo internacional.

Al llegar al hospital le dijeron que tenía neumonía y que sus pulmones estaban inflamados a tal punto que debía ser internada en cuidados intensivos. Mientras la llevaban en camilla por los pasillos, alcanzó a escuchar el zumbido del avión que partía justamente a las 12:30 del mediodía, la misma hora que hacia su ingreso al hospital, por lo que no le fue difícil adivinar que se trataba del mismo vuelo de China Southern Airlines número 8419 que la llevaría de Wuhan a Nueva York ese viernes de noviembre de 2019.

Era uno de los últimos vuelos...


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